1.- El objetivo de la economía es la formación de riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos sino cualitativos: todo lo cual es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la cual vive y trabaja. Debe lograrse el desarrollo económico-social con equidad.
2.- Por ello, la explotación del mundo material debe
respetar, como principios centrales, el destino universal de los bienes y las
exigencias de solidaridad intergeneracional. Como consecuencia, implica respetar un
principio de justicia distributiva y aceptar el requisito del desarrollo
ecológicamente sustentable en la acción productiva.
3.- En esta
concepción, el hombre debe poder extraer
por medio de la organización de la producción los bienes y servicios que
permitan, no solamente su subsistencia, sino su desarrollo integral como
persona.
4.- Ante este
desafío, constituyen aspectos relevantes las políticas públicas en materia de educación para superar el analfabetismo
escolar y tecnológico y la presencia activa de las empresas creando
empleos productivos bien remunerados.
5.- El dominio de la naturaleza y la producción
de bienes y servicios para ponerlos al alcance de todos los hombres, debe ser
rescatado como el centro de la lucha contra la pobreza. El hombre debe
tener oportunidades de acceso al trabajo como base de su desarrollo pleno.
6.- Esto lleva a prestar especial atención a
aquellos sujetos sociales que fomentan y
crean empleo productivo en forma de empresas y a la organización político-institucional
que fija políticas de Estado.
7.- En este
contexto, la empresa está llamada a
prestar una contribución relevante en la sociedad, asumiendo su
responsabilidad privada de ser eficiente y competitiva, logrando rentabilidad y
crecimiento como responsabilidad primaria, tomando
este compromiso, por medio de la llamada responsabilidad social empresaria,
en la perspectiva del desarrollo humano integral.
8.- Basados en el
principio de subsidiariedad para la organización social en general, debe promoverse la iniciativa empresaria en
vertebración con la acción del Sector Público.
9.- Los responsables de la política económica y social
deben establecer reglas de juego estables de largo plazo que faciliten el
cálculo económico y la organización de empresas, tanto en cuanto a las
condiciones macroeconómicas como en materia de crédito, tasas de interés,
riesgo cambiario, costos laborales y previsionales, la variación de precios de los insumos y el
grado de apertura económica.
10.- Las reglas de
juego transparentes y estabilidad de
largo plazo, facilitarán la
reinversión productiva, la creación de pequeños y medianos emprendimientos
promoviendo el acceso a las oportunidades y
hará posible no solamente políticas de distribución sino de redistribución del
ingreso.
11.- Debemos destacar los talentos, el estudio y
la decisión de hombres y mujeres destinados a promover iniciativas y proyectos
generadores de trabajo y producción, que elevan la condición humana y el
bienestar de la sociedad, obteniendo utilidades como justa retribución al
riesgo asumido y como base para el aumento de la inversión, creando riqueza,
producción y empleo.
12.- La actividad empresaria se transforma así
en una condición necesaria para el progreso y el bienestar, la lucha contra la pobreza,
la generación de bienes útiles a los ciudadanos y el financiamiento de la
acción del Estado.
13.- A los
empresarios que dirigen las grandes y medianas empresas y a los
microempresarios, como a los agentes económicos de la gestión productiva y comercial,
tanto del orden privado como comunitario, LOS ALENTAMOS POR:
a)
Ser creadores de riqueza en nuestras naciones.
b) Generar empleo digno.
c)
Invertir su capital en aumentar la producción
y crear fuentes de trabajo.
d)
Preocuparse por sus trabajadores, considerando
a ellos y a su familia la mayor riqueza de la empresa
e)
Facilitar la democracia.
f)
Promover la aspiración de una sociedad más justa.
g)
Apoyar una convivencia ciudadana con bienestar y paz.
h)
Colaborar con los gobiernos en el logro del bien común
i)
Prodigarse en obras de solidaridad y atención de los excluidos.
j) Asumir con responsabilidad privada y social su presencia en las instituciones gremiales empresarias.
14.- El testimonio decidido de los empresarios
por lograr un mundo más justo, debe despertar en la sociedad las fuerzas
espirituales necesarias para el desarrollo de valores sociales. Sin
valores no hay futuro. Las meras
estructuras organizativas han demostrado su fragilidad, tal como se observa en
la actual situación mundial.
Córdoba, 1º de Diciembre
de 2011.
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